jueves, 27 de junio de 2013

MOLESKINE ® LITERARIO

MOLESKINE ® LITERARIO:


Este no es cualquier blog para mí y quizás también muchas personas alrededor del mundo.  MOLESKINE LITERARIO es un blog que pretende ser un portal de informaciones, enlaces a noticias literarias, recomendado libros para todos los gustos. Tiene aproximadamente dos años de vigencia y con más de 1,600 posts escritos. Lo que más me gusta de  MOLESKINE LITERARIO es la capacidad que tiene de influir en la vida de la gente pues para muchos es ya una costumbre diaria revisar lo nuevo que presenta en sus post y aspira siempre a mejorar. Lo que yo quiero es que ese blog y el mío se complementen, dando yo las pautas de cada género y MOLESKINE LITERARIO  les recomiende que leer y las nuevas noticas del mundo de la literatura.

Tema de la semana: Literatura Barroca



Tema de la semana: Literatura Barroca

La literatura española del Barroco es un periodo de creación literaria que abarca aproximadamente desde las obras iniciales de Góngora y Lope de Vega, en la década de 1580, hasta bien entrado el siglo XVIII. El siglo más característico del barroco literario español es el XVII, en el que alcanzan su cénit prosistas como Baltasar Gracián y Francisco de Quevedo, dramaturgos como Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca o la producción poética de los citados Quevedo, Lope y Góngora.

El Conceptismo: Consiste en utilizar muchas ideas con el menor número posible de palabras. Se basan en asociaciones ingeniosas de palabras, paradojas, antítesis, chistes y juegos de palabras. Su mayor representante fue Quevedo.
El Culteranismo: Busca la belleza formal sin importar el contenido si no la forma. Utiliza recursos expresivos como el hipérbaton, perífrasis y metáforas... Es un arte de minorías por su lenguaje oscuro; su mayor representante fue Góngora. 

(Cuadro comparativo más adelante)
La lengua en el S. XVII
Se aceptan multitud de prestamos (Italianismos, galicismos, americanismos...)
No solo es momento de ampliación del vocabulario, sino de enriquecimiento de sus acepciones.
La sencillez del Renacimiento se pasa a la complicación del Barroco.

 

Autores y Obras

Luis de Góngora
Lope de Vega
Quevedo
Calderón
  • Ándeme yo caliente ríase la gente
  • Mientras x comp. x tu cabello
  • La fábula de Polifemo y Galatea
  • Las soledades
  • Panegírico al duque de Lerna
  • Fuenteovejuna
  • Peribañez y el comendador de Ocaña.
  • El caballero De Olmedo
  • 3000 sonetos
  • Sonetos, letrillas, romances.
  • Poderoso cabll. Es don dinero.
  • Yo me soy el rey Palomo.
  • A una nariz...
  • A cristo resucitado
  • Al mal gobierno de Felipe IV...
  • El medico de su honra.
  • La dama duende
  • La vida es sueño
  • El alcalde de Zalamea
  • El mágico prodigioso.
  • El gran teatro del mundo
  • Casas con 2 puertas, mala es de guardar.

Resaltaremos a dos grandes poetas del siglo XVII: Francisco de Quevedo y Luis de Gongóra:

Luis de Gongóra:

Nació el 11 de julio de 1561 en Córdoba. Hijo de Francisco de Argote, licenciado en Salamanca, bibliófilo y humanista que cuidó de su preparación. Poseía una copiosa biblioteca calificada por el erudito Díaz de Ribas como la ‘‘gran librería’’, y de Leonor de Góngora, de noble familia. Influyó en su educación también su tío materno, Francisco de Góngora, racionero de la catedral de Córdoba, el cual cedió a su sobrino los beneficios eclesiásticos que tenía en diversas localidades, asegurándole así un modesto bienestar económico, y poder estudiar en la Universidad de Salamanca, donde se matriculó de Cánones desde el año 1576 hasta el curso 79-80. 

Fue racionero de la Catedral de Córdoba en 1585. Parece ser que en su juventud conoció aventuras amorosas y aficiones como el juego, según por la amonestación que en 1588 recibe del Obispo. Le gustaban además a las corridas de toros (prohibidas a los clérigos). Regresó a Córdoba entre 1612 y 1614, escribe el Polifemo y las Soledades, sus obras más conocidas. A través del duque de Lerma, por entonces ministro del Rey, en 1617, se le designa capellán real de Felipe III, para lo cual tuvo que ordenarse sacerdote a la edad de 55 años.

La muerte de su protector y amigo, el duque de Lerma, al cual le dedicas su Panegírico, y su conocida afición al juego llevaron a Góngora a una grave situación económica, por lo que tuvo que ganarse el favor del siempre omnipotente conde-duque de Olivares, ministro del Rey. Dos de sus grandes enemigos fueron Quevedo y Lope de Vega, aunque también tuvo grandes admiradores como el conde de Villa mediana o los humanistas Pedro de Valencia y fray Hortensio de Paravicino. El motivo de la enemistad se radica en el carácter innovador de su poesía, cabeza del estilo literario conocido por culteranismo, busca la oscuridad a través de la acumulación de referencias mitológicas, metáforas, hipérboles, juegos de palabras, cultimos y todo tipo de recursos literarios en una lengua de sintaxis complicada, llena de hipérbatos y largas perífrasis.

Su obra cultista se inicia en 1610 con la Oda a la toma de Larache y continua con la fábula de Polifemo y Galatea (1613), las Soledades (1613) y el Panegírico al duque de Lerma (1617). Su poesía fue revalorizada por la generación poética de 1927.


En 1627 volvió a Córdoba, aquejado de «arterioesclerosis prematura», enfermedad que llevaba padeciendo largo tiempo. Luis de Góngora murió el 23 de mayo de ese mismo año en su ciudad natal. No llegó a ver impresas más que algunas poesías menores en cancioneros.


Francisco de Quevedo

«Francisco de Quevedo es menos un hombre que una dilatada y compleja literatura».
Jorge Luis Borges

Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (Madrid, 14 de septiembre de 15801 – Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645), conocido como Francisco de Quevedo, fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de los autores más destacados de la historia de la literatura española y es especialmente conocido por su obra poética. Fue galardonado con los títulos del señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago.

Entre sus amistades se encontraban Cervantes y de Lope de Vega; Es protagonista, junto a Góngora, de una de las rivalidades más grandes de la historia de la literatura.

Estilo:

La obra de Quevedo destaca por su originalidad, no sólo en los temas sino también en el uso de la lengua. Fue el máximo exponente del conceptismo.

Es de destacar en relación con su manejo de los recursos literarios el empleo de metáforas originales, bien con una finalidad embellecedora o degradante. También llama la atención el uso inusual que hace de los tipos de palabras. Así utiliza por ejemplo verbos con valor sustantivo y sentido diferente del original. Recurre también frecuentemente a los juegos de palabras a través de la hipérbole, la antítesis, paradojas y polisemias

Obra:

Quevedo escribió mucha poesía y prosa y se caracterizó por los contrastes propios de la época. Su lenguaje es culto y popular y hace uso de un tono grave y burlesco. Pese a que fue famoso antes de su muerte - sus composiciones se transmitían en manuscritos - la publicación de sus obras se produjo con posterioridad.

Dentro de su obra destacan por una parte los temas graves y por otra la poesía como juego 
de ingenio:

La poesía grave:
·       Poemas metafísicos sobre el Sentido de la vida, la muerte o el paso del tiempo
·       Poemas morales que versan sobre el poder o la fortuna
·       Poemas amorosos en los que combina tópicos petrarquistas y su apasionamiento personal logrando así una expresividad increíble

La poesía como juego de ingenio:
·       Poemas satíricos que destacan por la experimentación lingüística, su visión crítica de la sociedad y la perspectiva burlesca y disparatada

·       Los temas son de lo más variado y son en su mayoría sátiras sobre Góngora.

Caracteristícas del Culteranismo y Conceptismo:

Culteranismo
(Luis de Góngora)
Conceptismo
(Quevedo)
Centrado en la forma: complejidad en el orden sintáctico (alteración del orden normal de la colocación de las palabras en la frase, y empleo abundante del hipérbaton). La palabra está al servicio de un contenido conceptual y emocional.
Da más importancia al fondo que a la forma. La poesía conceptista es poesía de contenido, es asociación ingeniosa entre palabras e ideas.
Vocabulario muy ornamental y ostentoso, con empleo de formas cultas del lenguaje: hipérbaton, imágenes y metáforas, neologismos, alusiones mitológicas, elementos decorativos y sensoriales para crear una impresión de belleza.
Opera especialmente sobre el pensamiento abstracto, para lo cual se sirve de ingeniosas antítesis, paradojas, laconismos, el doble sentido, asociaciones ingeniosas de ideas o palabras (“conceptos”).
Juego de palabras, fantasías, sonidos y formas.
Juego de pensamientos y asociaciones como prueba de agudeza.
Busca crear un mundo de belleza absoluta con valores sensoriales: búsqueda de lo nuevo y extraordinario para excitar la sensibilidad: recargamiento del juego metafórico.
Búsqueda de lo nuevo y extraordinario para excitar la inteligencia y provocar la admiración.
Interesa la belleza de la imagen y la expresión refinada: gusto por los elementos sensoriales (color, luz, sonido, tacto, olor).
Interesa más la “sutileza del pensar” y la agudeza del decir.
Se interesa por los valores fónicos, sensoriales e imaginativos del lenguaje. 
Se interesa por los juegos de palabras y la agudeza de ingenio. Apela a la imaginación, no a los sentidos.
Se expresa en la poesía.
Se expresa también en la prosa.
Es un arte de minorías.
Es un rasgo típico del español, de espíritu sutil e ingenioso.
Geográficamente se sitúa en el sur de España.
Geográficamente se sitúa en el norte y centro de España.
Los culteranos escribían para los sentidos.
Los conceptistas escribían para la inteligencia.
En el culteranismo prima la forma sobre el fondo.
En el conceptismo prima el fondo sobre la forma.
Ejemplo: Vacío melancólico de este bostezo de la tierra
Ejemplo: Lo bueno, si breve, dos veces bueno



lunes, 17 de junio de 2013

Literatura Fantástica

EL TEMA DE LA SEMANA: LITERATURA FANTÁSTICA


 El relato fantástico posee 4 grandes características: 

._ Los sucesos extraños o irreales son presentados como problemáticos para el lector,  porque se produce una situación conflictiva que no permite integrarse los planos de lo natural y de lo sobrenatural.  

_ Lo fantástico se relaciona más con los espacios urbanos europeos y con la cultura cosmopolita que con la cultura rural latinoamericana.

_El narrador  de los relatos fantásticos deja algunas marcas en las historias. Estas marcas siembran la duda en el lector respecto a la verdad de los hechos narrados (lo que a veces se denomina la no autentificación de lo contado).Esto se produce cuando se alude al animismo de las situaciones, a la demencia de los personajes a la subjetivización de lo narrado, especialmente de la primera persona, etc. 


_Algunos temas y figuras frecuentes que se aparecen en los relatos fantásticos son: los mundos paralelos, el doble, los simulacros, las metamorfosis, los monstruos, el mundo de los sueños, la realidad dentro de la realidad.


Un ejemplo que se da de acuerdo a estas caracteristicas ocurre en el libro la metamorfosis de Franz Kafka en el cual el protagonista Gregorio Samsa se convierte en un insecto en el cual su vida cambia por completo.

Teoría de Todorov:
Para Todorov, el género fantástico se encuentra entre lo insólito y lo maravilloso, y sólo se mantiene el efecto fantástico mientras el lector duda entre una explicación racional y una explicación irracional. 

Teoría de Julio Cortázar:
http://www.youtube.com/watch?v=w4-LVYUVdjY
(Entrevista a Julio Cortázar sobre el realismo y lo fantástico.)
Cortázar se movia con naturalidad en el territorio de lo fantástico sin distinguirlo demasiado de lo real.
Lo fantástico según Cortázar  no es diferente a la noción del realismo porque la realidad, según él, es una realidad donde lo fantástico y lo real se entreusan cotidianamente.

Cuento fantástico de Julio Cortázar: ''LAS MANOS QUE CRECEN''
http://elbaulito.blogspot.com/2006/11/las-manos-que-crecen.html



Recomendado:
  • "La salud de los enfermos"- de Julio Cortázar.
  • "Muebles El Canario"- Felisberto Hernández.
  • "El Aleph"- Jorge Luis Borges.
  • "La trama celeste"- Adolfo Bioy Casares.

Cuento fantástico: El guardagujas- Juan José Arreola

El forastero llegó sin aliento a la estación desierta. Su gran valija, que nadie quiso cargar, le había fatigado en extremo. Se enjugó el rostro con un pañuelo, y con la mano en visera miró los rieles que se perdían en el horizonte. Desalentado y pensativo consultó su reloj: la hora justa en que el tren debía partir.
Alguien, salido de quién sabe dónde, le dio una palmada muy suave. Al volverse el forastero se halló ante un viejecillo de vago aspecto ferrocarrilero. Llevaba en la mano una linterna roja, pero tan pequeña, que parecía de juguete. Miró sonriendo al viajero, que le preguntó con ansiedad:
-Usted perdone, ¿ha salido ya el tren?
-¿Lleva usted poco tiempo en este país?
-Necesito salir inmediatamente. Debo hallarme en T. mañana mismo.
-Se ve que usted ignora las cosas por completo. Lo que debe hacer ahora mismo es buscar alojamiento en la fonda para viajeros -y señaló un extraño edificio ceniciento que más bien parecía un presidio.
-Pero yo no quiero alojarme, sino salir en el tren.
-Alquile usted un cuarto inmediatamente, si es que lo hay. En caso de que pueda conseguirlo, contrátelo por mes, le resultará más barato y recibirá mejor atención.
-¿Está usted loco? Yo debo llegar a T. mañana mismo.
-Francamente, debería abandonarlo a su suerte. Sin embargo, le daré unos informes.
-Por favor...
-Este país es famoso por sus ferrocarriles, como usted sabe. Hasta ahora no ha sido posible organizarlos debidamente, pero se han hecho grandes cosas en lo que se refiere a la publicación de itinerarios y a la expedición de boletos. Las guías ferroviarias abarcan y enlazan todas las poblaciones de la nación; se expenden boletos hasta para las aldeas más pequeñas y remotas. Falta solamente que los convoyes cumplan las indicaciones contenidas en las guías y que pasen efectivamente por las estaciones. Los habitantes del país así lo esperan; mientras tanto, aceptan las irregularidades del servicio y su patriotismo les impide cualquier manifestación de desagrado.
-Pero, ¿hay un tren que pasa por esta ciudad?
-Afirmarlo equivaldría a cometer una inexactitud. Como usted puede darse cuenta, los rieles existen, aunque un tanto averiados. En algunas poblaciones están sencillamente indicados en el suelo mediante dos rayas. Dadas las condiciones actuales, ningún tren tiene la obligación de pasar por aquí, pero nada impide que eso pueda suceder. Yo he visto pasar muchos trenes en mi vida y conocí algunos viajeros que pudieron abordarlos. Si usted espera convenientemente, tal vez yo mismo tenga el honor de ayudarle a subir a un hermoso y confortable vagón.
-¿Me llevará ese tren a T.?
-¿Y por qué se empeña usted en que ha de ser precisamente a T.? Debería darse por satisfecho si pudiera abordarlo. Una vez en el tren, su vida tomará efectivamente un rumbo. ¿Qué importa si ese rumbo no es el de T.?
-Es que yo tengo un boleto en regla para ir a T. Lógicamente, debo ser conducido a ese lugar, ¿no es así?
-Cualquiera diría que usted tiene razón. En la fonda para viajeros podrá usted hablar con personas que han tomado sus precauciones, adquiriendo grandes cantidades de boletos. Por regla general, las gentes previsoras compran pasajes para todos los puntos del país. Hay quien ha gastado en boletos una verdadera fortuna...
-Yo creí que para ir a T. me bastaba un boleto. Mírelo usted...
-El próximo tramo de los ferrocarriles nacionales va a ser construido con el dinero de una sola persona que acaba de gastar su inmenso capital en pasajes de ida y vuelta para un trayecto ferroviario, cuyos planos, que incluyen extensos túneles y puentes, ni siquiera han sido aprobados por los ingenieros de la empresa.
-Pero el tren que pasa por T., ¿ya se encuentra en servicio?
-Y no sólo ése. En realidad, hay muchísimos trenes en la nación, y los viajeros pueden utilizarlos con relativa frecuencia, pero tomando en cuenta que no se trata de un servicio formal y definitivo. En otras palabras, al subir a un tren, nadie espera ser conducido al sitio que desea.
-¿Cómo es eso?
-En su afán de servir a los ciudadanos, la empresa debe recurrir a ciertas medidas desesperadas. Hace circular trenes por lugares intransitables. Esos convoyes expedicionarios emplean a veces varios años en su trayecto, y la vida de los viajeros sufre algunas transformaciones importantes. Los fallecimientos no son raros en tales casos, pero la empresa, que todo lo ha previsto, añade a esos trenes un vagón capilla ardiente y un vagón cementerio. Es motivo de orgullo para los conductores depositar el cadáver de un viajero lujosamente embalsamado en los andenes de la estación que prescribe su boleto. En ocasiones, estos trenes forzados recorren trayectos en que falta uno de los rieles. Todo un lado de los vagones se estremece lamentablemente con los golpes que dan las ruedas sobre los durmientes. Los viajeros de primera -es otra de las previsiones de la empresa- se colocan del lado en que hay riel. Los de segunda padecen los golpes con resignación. Pero hay otros tramos en que faltan ambos rieles, allí los viajeros sufren por igual, hasta que el tren queda totalmente destruido.
-¡Santo Dios!
-Mire usted: la aldea de F. surgió a causa de uno de esos accidentes. El tren fue a dar en un terreno impracticable. Lijadas por la arena, las ruedas se gastaron hasta los ejes. Los viajeros pasaron tanto tiempo, que de las obligadas conversaciones triviales surgieron amistades estrechas. Algunas de esas amistades se transformaron pronto en idilios, y el resultado ha sido F., una aldea progresista llena de niños traviesos que juegan con los vestigios enmohecidos del tren.
-¡Dios mío, yo no estoy hecho para tales aventuras!
-Necesita usted ir templando su ánimo; tal vez llegue usted a convertirse en héroe. No crea que faltan ocasiones para que los viajeros demuestren su valor y sus capacidades de sacrificio. Recientemente, doscientos pasajeros anónimos escribieron una de las páginas más gloriosas en nuestros anales ferroviarios. Sucede que en un viaje de prueba, el maquinista advirtió a tiempo una grave omisión de los constructores de la línea. En la ruta faltaba el puente que debía salvar un abismo. Pues bien, el maquinista, en vez de poner marcha atrás, arengó a los pasajeros y obtuvo de ellos el esfuerzo necesario para seguir adelante. Bajo su enérgica dirección, el tren fue desarmado pieza por pieza y conducido en hombros al otro lado del abismo, que todavía reservaba la sorpresa de contener en su fondo un río caudaloso. El resultado de la hazaña fue tan satisfactorio que la empresa renunció definitivamente a la construcción del puente, conformándose con hacer un atractivo descuento en las tarifas de los pasajeros que se atreven a afrontar esa molestia suplementaria.
-¡Pero yo debo llegar a T. mañana mismo!
-¡Muy bien! Me gusta que no abandone usted su proyecto. Se ve que es usted un hombre de convicciones. Alójese por lo pronto en la fonda y tome el primer tren que pase. Trate de hacerlo cuando menos; mil personas estarán para impedírselo. Al llegar un convoy, los viajeros, irritados por una espera demasiado larga, salen de la fonda en tumulto para invadir ruidosamente la estación. Muchas veces provocan accidentes con su increíble falta de cortesía y de prudencia. En vez de subir ordenadamente se dedican a aplastarse unos a otros; por lo menos, se impiden para siempre el abordaje, y el tren se va dejándolos amotinados en los andenes de la estación. Los viajeros, agotados y furiosos, maldicen su falta de educación, y pasan mucho tiempo insultándose y dándose de golpes.
-¿Y la policía no interviene?
-Se ha intentado organizar un cuerpo de policía en cada estación, pero la imprevisible llegada de los trenes hacía tal servicio inútil y sumamente costoso. Además, los miembros de ese cuerpo demostraron muy pronto su venalidad, dedicándose a proteger la salida exclusiva de pasajeros adinerados que les daban a cambio de esa ayuda todo lo que llevaban encima. Se resolvió entonces el establecimiento de un tipo especial de escuelas, donde los futuros viajeros reciben lecciones de urbanidad y un entrenamiento adecuado. Allí se les enseña la manera correcta de abordar un convoy, aunque esté en movimiento y a gran velocidad. También se les proporciona una especie de armadura para evitar que los demás pasajeros les rompan las costillas.
-Pero una vez en el tren, ¡está uno a cubierto de nuevas contingencias?
-Relativamente. Sólo le recomiendo que se fije muy bien en las estaciones. Podría darse el caso de que creyera haber llegado a T., y sólo fuese una ilusión. Para regular la vida a bordo de los vagones demasiado repletos, la empresa se ve obligada a echar mano de ciertos expedientes. Hay estaciones que son pura apariencia: han sido construidas en plena selva y llevan el nombre de alguna ciudad importante. Pero basta poner un poco de atención para descubrir el engaño. Son como las decoraciones del teatro, y las personas que figuran en ellas están llenas de aserrín. Esos muñecos revelan fácilmente los estragos de la intemperie, pero son a veces una perfecta imagen de la realidad: llevan en el rostro las señales de un cansancio infinito.
-Por fortuna, T. no se halla muy lejos de aquí.
-Pero carecemos por el momento de trenes directos. Sin embargo, no debe excluirse la posibilidad de que usted llegue mañana mismo, tal como desea. La organización de los ferrocarriles, aunque deficiente, no excluye la posibilidad de un viaje sin escalas. Vea usted, hay personas que ni siquiera se han dado cuenta de lo que pasa. Compran un boleto para ir a T. Viene un tren, suben, y al día siguiente oyen que el conductor anuncia: "Hemos llegado a T.". Sin tomar precaución alguna, los viajeros descienden y se hallan efectivamente en T.
-¿Podría yo hacer alguna cosa para facilitar ese resultado?
-Claro que puede usted. Lo que no se sabe es si le servirá de algo. Inténtelo de todas maneras. Suba usted al tren con la idea fija de que va a llegar a T. No trate a ninguno de los pasajeros. Podrán desilusionarlo con sus historias de viaje, y hasta denunciarlo a las autoridades.
-¿Qué está usted diciendo?
En virtud del estado actual de las cosas los trenes viajan llenos de espías. Estos espías, voluntarios en su mayor parte, dedican su vida a fomentar el espíritu constructivo de la empresa. A veces uno no sabe lo que dice y habla sólo por hablar. Pero ellos se dan cuenta en seguida de todos los sentidos que puede tener una frase, por sencilla que sea. Del comentario más inocente saben sacar una opinión culpable. Si usted llegara a cometer la menor imprudencia, sería aprehendido sin más, pasaría el resto de su vida en un vagón cárcel o le obligarían a descender en una falsa estación perdida en la selva. Viaje usted lleno de fe, consuma la menor cantidad posible de alimentos y no ponga los pies en el andén antes de que vea en T. alguna cara conocida.
-Pero yo no conozco en T. a ninguna persona.
-En ese caso redoble usted sus precauciones. Tendrá, se lo aseguro, muchas tentaciones en el camino. Si mira usted por las ventanillas, está expuesto a caer en la trampa de un espejismo. Las ventanillas están provistas de ingeniosos dispositivos que crean toda clase de ilusiones en el ánimo de los pasajeros. No hace falta ser débil para caer en ellas. Ciertos aparatos, operados desde la locomotora, hacen creer, por el ruido y los movimientos, que el tren está en marcha. Sin embargo, el tren permanece detenido semanas enteras, mientras los viajeros ven pasar cautivadores paisajes a través de los cristales.
-¿Y eso qué objeto tiene?
-Todo esto lo hace la empresa con el sano propósito de disminuir la ansiedad de los viajeros y de anular en todo lo posible las sensaciones de traslado. Se aspira a que un día se entreguen plenamente al azar, en manos de una empresa omnipotente, y que ya no les importe saber adónde van ni de dónde vienen.
-Y usted, ¿ha viajado mucho en los trenes?
-Yo, señor, sólo soy guardagujas. A decir verdad, soy un guardagujas jubilado, y sólo aparezco aquí de vez en cuando para recordar los buenos tiempos. No he viajado nunca, ni tengo ganas de hacerlo. Pero los viajeros me cuentan historias. Sé que los trenes han creado muchas poblaciones además de la aldea de F., cuyo origen le he referido. Ocurre a veces que los tripulantes de un tren reciben órdenes misteriosas. Invitan a los pasajeros a que desciendan de los vagones, generalmente con el pretexto de que admiren las bellezas de un determinado lugar. Se les habla de grutas, de cataratas o de ruinas célebres: "Quince minutos para que admiren ustedes la gruta tal o cual", dice amablemente el conductor. Una vez que los viajeros se hallan a cierta distancia, el tren escapa a todo vapor.
-¿Y los viajeros?
Vagan desconcertados de un sitio a otro durante algún tiempo, pero acaban por congregarse y se establecen en colonia. Estas paradas intempestivas se hacen en lugares adecuados, muy lejos de toda civilización y con riquezas naturales suficientes. Allí se abandonan lores selectos, de gente joven, y sobre todo con mujeres abundantes. ¿No le gustaría a usted pasar sus últimos días en un pintoresco lugar desconocido, en compañía de una muchachita?
El viejecillo sonriente hizo un guiño y se quedó mirando al viajero, lleno de bondad y de picardía. En ese momento se oyó un silbido lejano. El guardagujas dio un brinco, y se puso a hacer señales ridículas y desordenadas con su linterna.
-¿Es el tren? -preguntó el forastero.
El anciano echó a correr por la vía, desaforadamente. Cuando estuvo a cierta distancia, se volvió para gritar:
-¡Tiene usted suerte! Mañana llegará a su famosa estación. ¿Cómo dice que se llama?
-¡X! -contestó el viajero.
En ese momento el viejecillo se disolvió en la clara mañana. Pero el punto rojo de la linterna siguió corriendo y saltando entre los rieles, imprudente, al encuentro del tren.
Al fondo del paisaje, la locomotora se acercaba como un ruidoso advenimiento.
FIN


martes, 11 de junio de 2013

¿Leer?



¿Leer?

La lectura es una de las actividades más importantes y útiles que el ser humano realiza a lo largo de su vida. En primer lugar, la lectura, del mismo modo que todas las restantes actividades intelectuales, es una actividad exclusiva de los seres humanos, únicos seres vivos

que han podido desarrollar un sistema intelectual y racional de avanzada. Esto quiere decir que la lectura es una de aquellas actividades que nos define por lo que somos frente al resto de los seres vivos. La lectura es una actividad que por lo general comienza a adquirirse muy lentamente desde temprana edad y se mantiene de por vida, es decir que no se pierde con el tiempo.