El Conceptismo de Quevedo y su influencia en Joaquin Sabina
En el estilo de
Francisco de Quevedo (Conceptismo) se puede notar la influencia en grandes
artistas de la actualidad como lo es Joaquin Sabina.
Joaquin Sabina es un cantautor español, considerado uno de
representantes más destacados del folk-rock urbano español de los noventa.
Joaquín Sabina figura entre los pocos cantautores que ha sabido evolucionar con
los tiempos y ampliar su número de seguidores hasta límites insospechados.
Sarcasmo, ironía, mordacidad son determinantes en la poética
de Joaquín Sabina, quien, como se ha dicho de Quevedo. Las características
formales básicas del Barroco se hacen patentes asimismo en sus letras: léxico
de uso corriente entrelazado con cultismos, equívocos, retruécanos, contrastes
y antítesis, así como construcciones anafóricas y enumeraciones asindéticas,
estos últimos, los dos principales tropos de la poética sabiniana.
Conceptismo: La
canción “Contigo” para compararla con el soneto de Quevedo “Amor constante más
allá de la muerte”
Podemos decir que Joaquin Sabina tiene una gran influencia
de Francisco de Quevedo ya que en el
contenido de sus canciones le da más importancia al fondo que a la forma
sin que tenga la necesidad de rimar o crear una expresión de belleza. Apela a
la imaginación en cada estrofa y opera especialmente sobre el pensamiento
abstracto, para lo cual se sirve de ingeniosas antítesis, paradojas,
laconismos, el doble sentido, asociaciones ingeniosas de ideas o palabras (“conceptos”).
Podemos usar la canción ‘‘contigo’’ de Joaquin Sabina como un perfecto ejemplo:
En primer lugar, “Contigo”, se vale de la anáfora en las
estrofas que constituyen la primera y segunda partes de la canción. En efecto,
el “Yo no quiero” se repite dieciocho veces a lo largo de ellas, por lo tanto,
dieciocho versos endecasílabos -el metro preferido del Barroco-, la mayoría de
ellos consecutivos. Como efecto de significación, el “Yo no quiero” ofrece a la
vez la preeminencia del enunciador en primera persona y su definición por la
negativa -y éste mismo es otro rasgo barroco- de una concepción del amor que
reniega y para oponerlo antitéticamente, al final de cada parte, a la
afirmación de “Lo que yo quiero”.
Encontramos una característica clave que puede calificarse
como una reescritura que Sabina hace de Quevedo. En el “Y morirme contigo si te
matas / y matarme contigo si te mueres, / porque el amor cuando no muere mata,
/ porque amores que matan nunca mueren” encontramos una suerte de glosa de todo
el soneto “Amor constante más allá de la muerte”. A lo que se refiere con que
el amor traspasa hasta más allá de la muerte.
Contigo- Joaquín Sabina
Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.
Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.
No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas "volvamos a empezar";
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
“Amor constante más allá de la muerte”. Soneto de Francisco de Quevedo
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de es otra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado
Me encanta esta entrada, la letra me parece interesante y original, me gustaría leer mas entradas de este blog tan interesante. ¡Definitivamente un 10!
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